La Quiniela fue durante muchos años la única apuesta deportiva que los españoles podíamos hacer.

Su origen se remonta a los duros años 40 del siglo pasado, en plena Posguerra.

Desde entonces, hacer un pleno, es decir, acertar los 14 y el complementario se convirtió en la ilusión de los aficionados al fútbol y/o a los juegos de azar. Una Quiniela acertada podía salvar tu economía. Era como la lotería de Navidad. Te podía caer un premio gordo y acabar con todos tus problemas económicos.

Pero claro…, la Quiniela tenía sus problemas.

Si querías jugar, tenías que hacer los 15 pronósticos, sí o sí, supieses algo de los equipos implicados o no.

Una parte del dinero recaudado no iba a parar a los premios (el 45%), sino que era gestionado por el Estado, para diversos fines.

Y en los premios, las cantidades superiores a los 2.500€ fueron gravadas con el pago del 20% en concepto de impuestos.

Tras la aprobación de la Ley española del Juego, las apuestas deportivas fueron reguladas y comenzó su boom en la sociedad española.

Las apuestas tienen muchas ventajas respecto a las Quinielas y poco a poco han ido sumiéndolas en una situación de decadencia, de la que no podrán salir.

En las apuestas deportivas tú eres quien decide cuántos y en qué partidos apostar. No tienen por qué ser 14 o 15. Tú decides totalmente la composición de tus apuestas múltiples o combinadas.

Además, la proporción de tu inversión que va a parar a los premios es notoriamente superior a ese 55% de las Quinielas.

Y a nivel fiscal, si has ganado dinero con las apuestas, tendrás que declararlo (siempre que cumplas con las condiciones de la Agencia Tributaria), pero podrás descontarte los gastos (la suma de las apuestas perdidas). Es decir, tributarás por los beneficios netos, no por los premios brutos (que es lo que sucede con las Quinielas).

A día de hoy, nadie duda que las apuestas deportivas son el futuro. Las Quinielas no desaparecen porque son un negocio del Estado. No obstante, con el paso de los años, la red gubernamental que las sustenta tendrá que desaparecer y entonces, Loterías y Apuestas del Estado tendrán que inventar nuevos formatos o técnicas para recaudar dinero y, al mismo tiempo, mejorar la oferta de juego deportivo para los españoles.

De momento, nos toca disfrutar con las apuestas deportivas, presenciando de lejos la lenta agonía de las Quinielas.

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