La Bundesliga busca ser la primera de las grandes ligas en reanudar la competición

En Europa, la preocupación por la crisis sanitaria causada por el coronavirus empieza a ser sustituida por la necesidad de planear una vuelta a la normalidad acuciada por el perjuicio económico que acumula la situación de confinamiento, única medida eficaz para evitar la saturación de los sistemas sanitarios.

Los gobiernos europeos están empezando a planear la relajación gradual de las medidas de distanciamiento, y el fútbol se apresta a reclamar un tratamiento preferencial.

El fútbol profesional es un caso excepcional en el mundo de los negocios, a causa de su relevancia social y también por su puesta en escena. Por una parte, es un espectáculo de masas, lo que le situaría en el vagón de cola de cualquier calendario de vuelta al trabajo, mas la realidad de las grandes ligas es que gran parte de sus ingresos provienen de la televisión, y el público es, tristemente, secundario.

Además, urge la resolución de una temporada truncada justo en el inicio de su recta final, el momento más álgido de un sistema compartido por todas las ligas europeas, basado en la asignación de categorías por méritos deportivos que tienen un efecto brutal en la composición de los presupuestos para la siguiente temporada y que, de ser decidida en los despachos, es imposible de resolver con total justicia.

Por último, la gestión de cada campeonato local influye directamente en los calendarios de las competiciones internacionales y de selecciones. Un claro ejemplo es el acceso a las competiciones continentales como la Champions League, que gestionan las ligas y se otorga según su clasificación.

Esta serie de particularidades sitúan a las grandes ligas europeas en una situación de emergencia que impulsa a buscar la inmediata reanudación de la actividad, favorecida por la posibilidad de jugar a puerta cerrada renunciando a unas taquillas que en el caso de los grandes clubes supone únicamente entre el 10% y el 20% de sus ingresos anuales. Cada día que pasa sin un plan concreto para la reanudación, el rígido calendario se aprieta, afectando especialmente a los clubes inmersos en la vorágine de los ascensos y descensos.

Por ello, las cinco grandes ligas europeas ya se encuentran en plenas negociaciones para volver a la actividad.

En los casos de la Premier League británica y la Liga española, las negociaciones aún no han abandonado el seno de las instituciones responsables del campeonato. En España, la Liga ya ha presentado al Gobierno una hoja de ruta para la vuelta a los entrenamientos, pero en el seno de la asociación de futbolistas, la AFE, aún no hay existe una posición clara a favor de la medida. En la Premier ni siquiera existe acuerdo entre los clubes, que en su última reunión solo se han puesto la fecha límite del 30 de junio para dar por irrecuperable la actual temporada, debido al vencimiento de muchos contratos tanto de personal como de sponsors.

En la Serie A, el acuerdo entre los clubes ya es unánime y la decisión es terminar la temporada. Sin embargo, al ser el país más golpeado por la epidemia, el Gobierno aún no está dispuesto a dar su visto bueno.

Los clubes franceses de Ligue 1 y Ligue 2 ya han establecido un calendario para concluir el curso 2019-2020. La intención es reanudar las ligas el próximo 17 de junio, concluir la temporada el 25 de julio, y retomar el pulso habitual de del fútbol galo con el inicio de una nueva temporada a partir del 22 de agosto.

Esto convierte a la Bundesliga, de ser capaz de sacar adelante sus planes, en la primera de las grandes ligas en volver a los estadios. El fútbol alemán puede volver a estar en marcha muy pronto, a mediados de mayo, a partir del 16 o del 23.

Esa es la fecha que figura en el calendario que estudiarán en las próximas horas los 36 clubes de la DFL, la gestora de la Bundesliga y la Bundesliga 2. De hecho, anticipando el acuerdo, muchos clubes -El Bayern de Munich o el Leipzig, por ejemplo-, han reanudado los entrenamientos con normas especiales de uso de las instalaciones para permitir un mínimo distanciamiento entre los jugadores.

El plan maestro de la DFL es, obviamente, la disputa de encuentros a puerta cerrada. Cualquier evento con aglomeraciones de público como las que convoca el fútbol están prohibidos por el gobierno federal alemán, al menos hasta agosto.

Según informa la BBC, la DFL estima que el personal mínimo necesario para la disputa de un partido oficial ronda las 300 personas, desde futbolistas a encargados de la iluminación, pasando por recogepelotas, equipos médicos, etc… Cada estadio será dividido en tres zonas, con la confluencia de un máximo de 100 personas en cada una de ellas.

El anillo interior incluye el césped y pertenece a los competidores: 22 futbolistas, 18 suplentes, cinco árbitros y el resto de personal de apoyo. Las gradas son la segunda zona estanca. Finalmente, se establece una capacidad de 100 personas a los alrededores del estadio, con preponderancia de miembros de seguridad, ambulancias y control de accesos.

Se hará un esfuerzo monumental en asegurar el estado de salud de los jugadores, a los que se pretende hacer tests con regularidad entre sesiones de entrenamiento y antes de cada partido. La DFL se ha tenido que enfrentar a la agitación social que ha provocado el anuncio de esta medida. Han recibido críticas por desviar una cantidad que se calcula que alcanzará los 20.000 tests de otros usos más urgentes. La DFL asegura que la capacidad para realizar tests en Alemania se ha incrementado de manera masiva en las últimas semanas y que reservar una partida de ese tamaño para la Bundesliga no causará escasez en otras áreas.

Las cifras oficiales aseguran que Alemania es de los países europeos en que la pandemia ha sido combatida con más éxito, pero existe una razón menos optimista para que la Bundesliga esté tratando de adelantarse en más de un mes al resto de los países de su entorno.

Un estudio interno de la DFL realizado en marzo muestra que 13 de sus 36 clubes miembros corren peligro de tener que declarar la insolvencia entre mayo y junio. Las cadenas de televisión Sky, DAZN, ARD y ZDF han retenido 304 millones de euros de los derechos de retransmisión por la suspensión de los partidos. El pago, que vencía el 10 de abril, corresponde a una cuarta parte de la temporada, los nueve partidos de liga que quedan por disputarse.

Si la DFL consigue fijar la vuelta del fútbol profesional para mediados de mayo, ese pago se haría efectivo el 2 de mayo.

Por supuesto, todo el plan urdido por la DFL depende enteramente del visto bueno de las autoridades centrales y de los 16 estados que conforman la república federal.

Al contrario que en Italia, la DFL espera que los gobernantes, convenientemente informados de la grave situación económica del fútbol profesional en Alemania, accedan a sus deseos.

Algunos premieres estatales, en concreto los de Bavaria y North-Rhine Westphalia, han hecho declaraciones que alaban la labor social del fútbol y el efecto positivo que puede tener en el ánimo de la población la vuelta del fútbol a la televisión, un apoyo adelantado al posible visto bueno a la reanudación de la temporada que debe salir de una reunión conjunta de los líderes regionales y el gobierno central que tendrá lugar el próximo 30 de abril.

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